¡Hola Familia!

El divorcio nos pone a prueba en todos los sentidos. Económicamente, porque nos hace descender a la realidad y darnos cuenta de que, a partir de ahora, hay que funcionar con economías independientes, “ajustarse el cinturón”, prescindir de algunos gastos, pensar de otra forma e incluso aprender a organizar la economía domestica. Y emocionalmente, es obvio que pone nuestros sentimientos “patas arriba” y hace sacar lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Un divorcio es una de las pruebas más difíciles que debe pasar una persona y no todo el mundo lo vive de la misma manera.

Nosotros somos adultos y tenemos las herramientas a nuestro alcance para hacer más llevadera esta situación (abogados, psicólogos, mediadores..) pero nuestros hijos no.

Por eso, voy a contaros los errores más comunes que he visto a lo largo de mi carrera que los progenitores comenten con sus hijos en los procesos de divorcio. Obviamente, estos errores se cometen de forma involuntaria. Nadie duda de que para los padres lo más importante son sus hijos, pero creo fundamental contároslo por si alguien se ve identificado en primera o tercera persona, que pueda ponerle remedio.

NUESTROS HIJOS NO SON MENSAJEROS

María le dice a su hijo de 13 años, “Jorge, cuando veas a tu padre este viernes, dile que te hacen falta unas zapatillas nuevas de fútbol, a ver si esta vez te las compra”. María está haciendo dos cosas mal. La primera es  utilizar a su hijo Jorge de “mensajero” para transmitir una información que solo atañe a los progenitores y que además tiene un componente económico. Y la segunda es que está dando información negativa respecto al otro progenitor, dando a entender que no asume sus responsabilidades para con el hijo, dañando en definitiva su imagen de padre frente a su hijo. Y, ¿Cómo pensáis que se sentirá Jorge en esta situación? Os aseguro que no muy bien. Probablemente, utilizado, violento y posicionado entre sus dos padres.

Debemos proteger a nuestros hijos, ponernos en su lugar y pensar antes de actuar. Los progenitores tienen la obligación como padres de comunicarse entre ellos, con el medio que se sientan más cómodos, pero NUNCA A TRAVÉS DE SUS HIJOS.

NUESTROS HIJOS NO SON PSICÓLOGOS

Juan se encuentra muy triste a causa de la separación de su mujer Laura que ha conocido a otra persona. Juan va a recoger a Luis, de siete años al Colegio el viernes, y juntos van a merendar a una cafetería. Su hijo le nota triste y tras preguntarle que le pasaba, Juan le dice: “Cariño, papá esta triste porque mamá ya no me quiere y ha buscado a otro hombre con quien vivir”.  A mi modo de ver, Juan necesita desahogarse, pero no con su hijo. Evidentemente que si el niño pregunta hay que darle respuestas, pero debemos ser cuidadosos con ello. Hay que utilizar un lenguaje que entiendan pero proteger al niño de sentimientos negativos para el otro progenitor. Es normal sentir ira, rabia, tristeza, confusión…pero debe expresarse y llevarse fuera de nuestros hijos. No es fácil, pero hay que intentarlo.

NUESTROS HIJOS TIENEN SU PAPEL

Sofía y Andrés, tienen una niña de nueve años llamada Blanca. Llevan un año muy difícil y hace dos meses que han decidido separarse. Andrés se ha ido a vivir a casa de sus padres y aún no le han dicho nada a Blanca porque “quieren evitarle el disgusto”. Los niños forman parte de la familia, para lo bueno y para lo malo. En ocasiones, con nuestra mejor intención les apartamos de la realidad porque pensamos que así no sufren y es todo lo contrario. Ellos necesitan saber lo que está pasando porque si no, pueden sacar conclusiones equivocadas, sentimientos de culpa, incomprensión, estrés y tristeza. Por supuesto hay que “filtrar” la información, ajustarla a su edad, madurez, y carácter, pero CONTAR CON ELLOS Y TENERLOS PRESENTE.

No he pretendido dar lecciones a nadie, ni mucho menos, simplemente contaros lo que he aprendido estos años de experiencia con familias, con el ánimo de que os pueda servir de ayuda en el presente o en un futuro.

Que tengáis un feliz día!!

Gracias por estar ahí y compartir 🙂