Uno de los temas más delicados tras una separación o divorcio es el uso de la vivienda familiar. Esta cuestión es especialmente compleja cuando los hijos están bajo un régimen de custodia compartida, ya que no está regulada expresamente en el Código Civil, lo que genera inseguridad jurídica y resoluciones judiciales contradictorias.

La reciente Sentencia del Tribunal Supremo de 21 de abril de 2025 ha servido para aclarar y reconducir una situación injusta, en la que las decisiones de las instancias inferiores (Juzgado y Audiencia Provincial) se alejaban de la doctrina ya consolidada por el propio Supremo.

¿Qué dice la ley y cómo lo interpreta el Supremo?

El artículo 96 del Código Civil regula el uso de la vivienda tras una ruptura, pero solo contempla expresamente los supuestos de custodia exclusiva. Cuando ambos progenitores comparten la custodia, como cada vez es más habitual, no hay una regla clara, y los tribunales deben aplicar la analogía y el sentido común.

El Supremo recuerda que en estos casos:

  • Se debe atender al interés más necesitado de protección, es decir, quién de los dos progenitores necesita más esa vivienda para garantizar la estabilidad de los hijos.
  • También se considera la titularidad de la vivienda (si es privativa o de ambos).
  • Y algo clave: siempre debe establecerse un uso temporal, nunca indefinido.

El caso: una madre, un padre y una casa en común

En el caso concreto, ambos progenitores tenían la custodia compartida de su hija menor. La madre tenía ingresos más bajos y seguía viviendo en la vivienda familiar, mientras que el padre vivía de alquiler con su otra hija.

Sin embargo, el Juzgado de Familia otorgó a la madre el uso de la vivienda hasta que los hijos se independizaran económicamente, y la Audiencia Provincial rebajó el plazo a 12 años, hasta que la hija menor alcanzara la mayoría de edad.

El Supremo corrigió esta interpretación y fijó un plazo más razonable: cinco años. Consideró que:

  • La diferencia de ingresos entre ambos progenitores no justificaba un uso tan prolongado.
  • La madre tiene edad y capacidad laboral suficiente para mejorar su situación económica en ese plazo.
  • Finalizado ese tiempo, ambos podrán beneficiarse del uso o venta de la vivienda, que es de los dos.

¿Por qué es importante esta sentencia?

Porque marca una línea clara y coherente: el uso de la vivienda familiar en custodia compartida debe ser limitado en el tiempo y basado en un análisis detallado del caso concreto. No se puede tomar una decisión automática ni indefinida, porque eso puede perjudicar gravemente al otro progenitor, especialmente si se ve obligado a alquilar otra vivienda durante muchos años.

¿Estás en una situación parecida?

Si estás separándote o divorciándote y te preocupa qué pasará con la casa, si podrás quedártela, o si tendrás que abandonarla, es importante que conozcas tus derechos y te asesores bien. No hay soluciones estándar, pero sí hay criterios que permiten defender tu posición con solidez jurídica.

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