¡Hola Familia!
Este es mi último post del año, y solo se me ocurre una palabra: GRACIAS. Así con mayúsculas.
En estas fechas por voluntad o por obligación, casi todos hacemos balance del año, y reflexionamos sobre todo lo ocurrido, bueno y malo. Yo soy una de esas personas y he de confesaros que me siento muy afortunada. A nivel profesional, he vivido experiencias positivas y negativas. He dejado proyectos en el camino porque no me hacían crecer profesionalmente y he emprendido otros que me han llenado de ilusión.
Como estamos de confesiones y entre familia, he de deciros que nunca me he sentido una “abogada al uso”. Me apasiona trabajar con personas y aunque suene un poco peliculero, tengo verdadera vocación de ayuda a los demás. Por eso me apasiona el Derecho de Familia. Me siento una privilegiada, cuando una persona confía en mí, me da permiso para entrar en su vida y confía en mí para ayudarle a rehacer el puzle que hasta ahora conformaba su familia. Me parece algo tan importante, tan personal y tan delicado que creo que un abogado de Familia debe tener unas cualidades concretas.
Humildemente, creo que los abogados de familia somos artesanos que tenemos en nuestras manos delicadas piezas de cristal de un puzle que nos traen descolocado y que debemos ayudar a recomponer. Debemos ponernos guantes para no dañar el cristal y siempre escuchar que pieza quieren colocar primero. Si somos bruscos al colocarlas y si intentamos que encajen a la fuerza, se pueden romper. Hay muchos puzles en nuestra vida, muchos. Solo tenemos que lograr en cada momento que las piezas encajen. A veces, duele decidir qué pieza va primero e incluso nos podemos cortar un poco si está muy afilada. Por eso, pienso que no es suficiente con que os diga que piezas deben existir en el puzle y el orden en el que deberían ir para que vuelvan a encajar, sino también, poneros una tirita si os cortáis.
Siempre he soñado con poder ofrecer algo más a mis clientes. No solo un trato legal especializado, eficiente, actualizado, profesional, sino que además fuera personal en el mayor sentido de la palabra. Personal porque cada familia es un mundo y no se puede generalizar. Personal porque debe ajustarse a las necesidades emocionales de cada uno.
Así nació el Servicio Integral para Familias. Un servicio completo para ayudarte cuando tú quieras, a crear tu puzle.
Esto ha sido posible, con esfuerzo, tesón, valor y mucha mucha ilusión. Y sois vosotros quienes me llenáis de ilusión.
Termino como he empezado. GRACIAS y a por muchos puzles mas.
¡Feliz Año Nuevo Familia!
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